Wednesday, December 29, 2010

Caricias

Un día pensé que las caricias era algo que todos los seres humanos merecíamos por ser seres sintientes. Vi que los pájaros a veces se acarician y acicalan unos a otros, vi que los perros se lamían, se acercaban y se acicalaban también mutuamente. Lo mismo los gatos, y hasta los grillos. Sin embargo, las caricias es algo que permanece en el terreno del privilegio de algunos. A mi las caricias me han llegado contadas y verdaderas, pero a veces se me olvidan porque las bofetadas y los insultos son más fuertes.
Un día el maestro budista nos habló del Karma. Y entonces pude explicarme por que para mi las bofetadas son tan fuertes. Eso no hizo, por supuesto, que fueran menos dolorosas o menos frecuentes.
Caricias. Ahora quiero recordar sus caricias en la mañana y lo feliz que puedo ser cuando estoy cerca de él. Siempre soñé con volver a estar entre sus brazos, y ahora lo estuve, por la mañana y por la tarde cuando fuimos a por el medicamento del niño, y cuando vinimos a comer por su cumpleaños.
Yo no le puedo dar grandes regalos, ropa cara, perfumes, u objetos materiales. Y sólo le he dado lo único que tengo, tiempo y también mis ganas, mis ganas y mi esfuerzo cuando preparé con cuidado la comida que me dijo que quería. Una comida sencilla, pero hecha con amor.
Yo suelo hacer las cosas con amor, porque nunca he tenido al alcance grandes riquezas para poder regalar lo que quiero, casi siempre, objetos materiales de gran valor. Algunas personas me han dicho que es mejor dar tiempo y vida que una cosa cara. Yo no estaría tan segura. Porque para algunas otras personas eso resulta inútil y hasta futil, y también estúpido, el hecho de que yo considere que una taza de café puede ser un acto de amor.
El mundo es de diferentes formas aunque todos digan que es de una sola manera. Y yo estoy segura porque me han tocado tormentas de todos los tipos y en todos los momentos. Ahora mismo estoy enmedio, aún, del huracán esperando sentada en la quilla el naufragio definitivo. Ahora quiero ahogarme para siempre en el mar.

Saturday, October 23, 2010

Akai Tsuki













Podría otros dos segundos
seguir en el tsukoyomi
no es posible
más dolor
el genjutsu fue
propiciatorio
pero
genjutsu
por cuanto tiempo más
pregunto
seguirá el amaterasu
adherido a mi piel
mientras atada
contemplo
el resplandor de la luna

Monday, February 22, 2010

ARRIBA DE LAS NUBES NUNCA LLUEVE

Saturday, September 12, 2009

Transportadores urbanos

En los autobuses la gente transporta, además de su humanidad, un montón de cosas de diferentes factorías. Antes, sale con Pedro Infante o en las películas que hablan de países subdesarrollados, se transportaban hasta animales.
Ahora, que he vuelto a viajar en camión urbano, me he dado cuenta como han cambiado muchas cosas. Por ejemplo, el que vendía cacahuates, ahora es don misceláneo, porque vende cacahuates, chicles, chocolates, paletas, bombones, etc. Que hay ciertos camiones de más categoría donde no dejan subirse a los vendedores, y que los que cantan ya no sólo se echan una rola o dos, sino que cantan como mínimo 4 canciones (por lo menos los que me han tocado).
Y por el destino tal vez yo me uní a estos cambios. Antes iba y venía con mis planos y maquetas de la escuela, ahora, con mis cosas del trabajo. Y un día sucedió. Iba por la calle y me encontré con una señora que vendía patitos y pollitos, y me pareció buena idea comprar un patito para mi hijo. Y se vino conmigo en el camión. Otro día andando por los panteones pasé a saludar a papá, a mi abuela y a mi tía y a ver si estaban barriditas y limpias las tumbas. Les llevé unas cuantas flores y ya de salida, cuando pasé por otra florería mayorista, compré unas varas de nardo. Y también llegaron hasta mi casa después de pasar por dos trayectos en camión urbano.
En mi último trayecto transportativo de cosas raras, me topé con que estaban cortando los bambús de un cine que está cerca de donde trabajo, y me animé a pedirles uno a los trabajadores porque los iban a tirar de cualquier modo, y a mi niño le sirven para practicar taijutsu. Y allí me tienen por la calle Escobedo cargando con mi bambú de casi 3 metros de largo. Lo bueno es que este no tuve que subirlo al bus, porque ese día iban a venir a recogerme. Así que solamente asistí a una presentación de un libro con un extraño objeto totalmente fuera de contexto, que me hizo reír mucho. Y a Esmeralda también.
Me gusta a veces que me pasen estas cosas. Sobre todo porque estas salidas de la convencionalidad me recuerdan que sigo bien viva.
Pero los que tienen clima ya no dejan, casi, ni subirse a los que cantan.

Saturday, September 05, 2009

Del martes en la tarde

Una cosa terrible ronda los supermercados los días de frutas y verduras por las mañanas. Unas creaturas horrorosas que arrastrastran los pies y que caminan apoyandos en el carrito: son los viejitos caníbales de supermercado.
Yo fui su víctima en el HEB el martes pasado... Estas extrañas creaturas se levantan nada más los días de frutas y verduras bien temprano por la mañana, se ponen sus dientes postizos, se medio bañan y se ponen sus pants para salir de sus casas en caravanas macabras y atacar todas y cada una de las ofertas del supermercado, dejando los anaqueles vacíos, las cajas de verduras vacías, las carnes... (ah no esas no pueden comerlas con sus dientes postizos jeje), y todos y cada uno de los rincones del supermercado los recorren pavorosamente arrastrando los pies, haciéndo compras de pánico cuando... no saben a ciencia cierta si vivirán un mes mas.
Estas creaturas del averno son llamadas comunmente por los chiquitines como "abuelos", y reciben ayudas del gobierno desde muchos programas de apoyo, todos enfocados a alargar sus aparentes débiles vidas, porque la realidad es que son de naturaleza perenne y se reproducen con inusitada rapidez y desverguenza. Casi por generación espontánea...
Yo he sido una de sus víctimas y por eso esta quincena no voy a poder comer acelgas, crema, zanahorias decentes, y no sé que tanto más que arrebataron absurdamente antes de que yo llegara a hacer mi despensa.
Pero estas creaturas no están solas, hay una peligrosa entidad que las acompaña, y aprende todos y cada uno de sus movimientos para repetirlos por el resto de su vida: las amas de casa que se han deshecho de los niños mandándolos a la escuela, para poder ir arrastrando los pies, con la macabra mueca aprendida, consumiendo los restos que los abuelos caníbales de martes de frutas y verduras han dejado...

Friday, March 27, 2009

Despedida

Hoy me corrieron del empleo que tuve en publicaciones por casi dos años. Exactamente, fueron un año y 7 meses los que pasé allí. Hoy, cuando me dieron la noticia, tan sólo a 7 meses de que terminara la administración y oficialmente el empleo (porque la coordinación en la que trabajo desaparecerá), me puse histérica. Me empaniqué. No sabía que hacer y me puse a conversar por internet con diferentes personas, y a todos les dije la noticia como tema principal. Y todos coincidieron en una sola cosa: seguramente esto venía porque algo mejor me está esperando. Y si. Estoy segura de que así será. Pero cuando recién recibe uno las noticias, obvio que la primera reacción es empanicarse.
Primero, porque soy mujer y mi jefe, escondido homosexual y abierto misógino, no soporta que exista una mujer inteligente al rededor suyo que haga todavía más notoria su compleja estupidez producto de tantas y tantas noches de alcohol. ¿Por qué digo que es compleja? Muy simple: es tan pero tan acentuada, y adopta formas tan variadas, que ya no sabe uno como es que va apresentarse al momento siguiente. Por tanto, tiene una idiotez además de grande y pesada, impredecible. Que detalle. Nuca había conocido un idiota de esa naturaleza, y que estuviera por las calles pensando que es una persona funcional, cuando, en realidad, se trata de un idiota peor que los del hospicio; ¿Por qué? Porque este anda afuera saboteando a los demás y haciéndolos tropezar de formas antologables de lo diversas y raras.
Caray, fue tan complejo aprender su medio lenguaje que dejaba casi todas las frases en su mente y de las cuales decía tan sólo unas pocas palabras. Fue tan extraño adivinar de quien estaba hablando cuando decía: “¿Cómo se llama... este muchacho... si este muchacho... ¿cómo se llama?”. Caray, creo que también desarrollamos la habilidad de hablar con las bestias y leer la mente, porque acertabamos casi todas las veces. Y eso sin mencionar las otras mil cosas que se le olvidaban y había que tratar de recordar.
Y como tengo mal carácter y los pendejos (si, con esa palabra) siempre me han desesperado, pues de pronto le respondía con alguna frase áspera o con alguna verdad de esas que escaldan, decidió que sería yo la víctima número 15 de la guillotinia cortacabezasdecorrector. Quince correctores han corrido y no termina todavía la administración. Quince.
Y una asistenteprofesionalfotografaperiodista (que tras irse por su propio pie decidió vilipendiar el muy jefesinsesocortacabezadecorrector) y una diseñadora y formadora de libros. De los que yo se, claro. Ah, y sin mencionar a una hermosa asistentesecretariasalidadeltecquecursóletrascompletitoysabíamásqueél que se nos fue a Francia a estudiar su maestría o doctorado y vivir un rato la vida por allá.
Caray. Tantas gentes. ¿Cuántos libros deberíamos haber generado? Un montón, creo yo. Pero nada. Sólo unos cuantos volúmenes, y una enciclopedia que jamás saldrá a la luz, al paso que van.
Cuántas cabezas cortadas para nada. Pero me quedo con lo bueno que me dejó este empleo:
1.- Conocí a Tere, a Rodrigo, a Jessica, a Bertha y a las chicas de Servicio Social: Paolita, Diana y Brenda.
2.- Aprendí a habituarme a los cambios, porque aunque a mi me gustan los ambientes estables, la gente entraba y salía rápidamente de ese lugar.
3.- Aprendí cosas de corrección que dificilmente podría haber aprendido en otro lado. Es más, en otro lado jamás las podría haber sabido.
4.- Conocí el café de Lucy, y comí muchos desayunitos de allí.
5.- Supe lo que es estar regordeta, disfrutar un poco los kilos, y volverlos a perder.
6.- Aprendí a apreciar el Rancho, lo bonito que es y lo agusto que me siento en mi casa... y por tanto, sentir en lo más profundo de mi ser las pocas ganas que me daban, ya al último, de manejar casi dos horas hasta la oficina y lo absurdo que es esta rutina desgastante.
7.- Tuve oportunidad de conocer, y de conversar, con personas de muy diversas partes: Portugal, Alemania, la Patagonia, Veracruz... sin salir de la oficina.
8.- Conocí, y enriquecí mis páginas de mis redes ning, interactué en ellas y tuve la oportunidad de relacionarme con personas maravillosas.
9.- Aprendí un montón de cosas que están en internet y que yo ignoraba... después de pasar tanto pero tanto tiempo frente a la pantalla del ordenador.
10.- Supe lo valiosa que soy. Que pase lo que pase me tengo a mí y que yo soy más importante que lo que todos los demás piensen o digan.
11.- También aprendí a ser humilde.
12.- Y a tener paciencia... cuánta paciencia con ese idiota inenarrable como jefe!!!!!
14.- Y a esperar cada día cosas diferentes y graciosas... tan inverosímil resultaba siempre el trabajo autosaboteado por el mismísimo jefe de la oficina, que realmente no quedaba de otra más que reír... reír a carcajadas y esperar para la siguiente dósis... casi como droga. Y claaaaro, aprendí a tomarme la vida más a la ligera, menos tango y más milonga, como dice noe ¡Gracias Rodri!
15.- También aprendí a retener en la memoria los más mínimos detalles para poder hacer reír mucho mucho a mi familia, porque eran tantas las historias que ellos también tuvieron oportunidad de hacerlo.
16.- Y lo útil que resulta tratar con perros toda la vida... sobre todo para poder entenderle a una persona que no sabe expresar aproximadamente el 80% de su discurso.
Y podría seguir y seguir y seguir por días describiendo todo lo que aprendí de ese empleo. También, por ejemplo, supe que la mantequilla de cacahuate es más rica de lo que siempre pensé, que los chocolatines saben mejor si los compartes, que es bueno tener un banquito de galletas para cuando a alguien de la oficina le da hambre, de que tipo de cafeteras no comprar porque si no son resistentes el jefe se las echa y se descomponen, y de que definitivamente es mil veces mejor trabajar para ti mismo que andar por allí de empleo en empleo buscandose la vida y contando los centavos.
Mil veces mejor cantar mi japa tranquilamente, que ir peleando con los coches por todo el camino de ida y de vuelta. Ah, ¿que maravilloso universo me espera? Ahora entre las horas y los minutos de este día que termina, espero conocer cuál será el regalo que el universo tiene para mí ahora. El primero ya me lo dió, que es días anticipados de vacaciones, cuando no resistía muchos días más el cansancio acumulado.
Caray, creo que a esta hora, las 11:05 de la noche, y habiéndo reflexionado todo esto, puedo decir que soy feliz.