Un día pensé que las caricias era algo que todos los seres humanos merecíamos por ser seres sintientes. Vi que los pájaros a veces se acarician y acicalan unos a otros, vi que los perros se lamían, se acercaban y se acicalaban también mutuamente. Lo mismo los gatos, y hasta los grillos. Sin embargo, las caricias es algo que permanece en el terreno del privilegio de algunos. A mi las caricias me han llegado contadas y verdaderas, pero a veces se me olvidan porque las bofetadas y los insultos son más fuertes.
Un día el maestro budista nos habló del Karma. Y entonces pude explicarme por que para mi las bofetadas son tan fuertes. Eso no hizo, por supuesto, que fueran menos dolorosas o menos frecuentes.
Caricias. Ahora quiero recordar sus caricias en la mañana y lo feliz que puedo ser cuando estoy cerca de él. Siempre soñé con volver a estar entre sus brazos, y ahora lo estuve, por la mañana y por la tarde cuando fuimos a por el medicamento del niño, y cuando vinimos a comer por su cumpleaños.
Yo no le puedo dar grandes regalos, ropa cara, perfumes, u objetos materiales. Y sólo le he dado lo único que tengo, tiempo y también mis ganas, mis ganas y mi esfuerzo cuando preparé con cuidado la comida que me dijo que quería. Una comida sencilla, pero hecha con amor.
Yo suelo hacer las cosas con amor, porque nunca he tenido al alcance grandes riquezas para poder regalar lo que quiero, casi siempre, objetos materiales de gran valor. Algunas personas me han dicho que es mejor dar tiempo y vida que una cosa cara. Yo no estaría tan segura. Porque para algunas otras personas eso resulta inútil y hasta futil, y también estúpido, el hecho de que yo considere que una taza de café puede ser un acto de amor.
El mundo es de diferentes formas aunque todos digan que es de una sola manera. Y yo estoy segura porque me han tocado tormentas de todos los tipos y en todos los momentos. Ahora mismo estoy enmedio, aún, del huracán esperando sentada en la quilla el naufragio definitivo. Ahora quiero ahogarme para siempre en el mar.
Un día el maestro budista nos habló del Karma. Y entonces pude explicarme por que para mi las bofetadas son tan fuertes. Eso no hizo, por supuesto, que fueran menos dolorosas o menos frecuentes.
Caricias. Ahora quiero recordar sus caricias en la mañana y lo feliz que puedo ser cuando estoy cerca de él. Siempre soñé con volver a estar entre sus brazos, y ahora lo estuve, por la mañana y por la tarde cuando fuimos a por el medicamento del niño, y cuando vinimos a comer por su cumpleaños.
Yo no le puedo dar grandes regalos, ropa cara, perfumes, u objetos materiales. Y sólo le he dado lo único que tengo, tiempo y también mis ganas, mis ganas y mi esfuerzo cuando preparé con cuidado la comida que me dijo que quería. Una comida sencilla, pero hecha con amor.
Yo suelo hacer las cosas con amor, porque nunca he tenido al alcance grandes riquezas para poder regalar lo que quiero, casi siempre, objetos materiales de gran valor. Algunas personas me han dicho que es mejor dar tiempo y vida que una cosa cara. Yo no estaría tan segura. Porque para algunas otras personas eso resulta inútil y hasta futil, y también estúpido, el hecho de que yo considere que una taza de café puede ser un acto de amor.
El mundo es de diferentes formas aunque todos digan que es de una sola manera. Y yo estoy segura porque me han tocado tormentas de todos los tipos y en todos los momentos. Ahora mismo estoy enmedio, aún, del huracán esperando sentada en la quilla el naufragio definitivo. Ahora quiero ahogarme para siempre en el mar.